jueves, 29 de enero de 2009

La hora del mercenario



El ataque de cientos de insurgentes chiítas a las oficinas centrales de la Autoridad Provisional del Gobierno de Coalición en la ciudad de Nayaf, realizado el domingo 4 de abril, no fue rechazado por soldados de Estados Unidos. Fueron ocho miembros de una firma privada de seguridad los que defendieron las instalaciones. Las implicaciones del hecho vienen a complicar aún más la situación en Irak.
Según el diario Washington Post, fuentes familiarizadas con el incidente le informaron que la firma Blackwater Security Consulting envió sus propios helicópteros, que en medio de un intenso tiroteo, lograron abastecer de municiones a los atacados y trasladar a un marine herido. La compañía Blackwater tiene un contrato para brindar servicios de seguridad a los miembros del gobierno provisional, instalado por las fuerzas de la coalición en Nayaf.
Blackwater es una firma de seguridad y entrenamiento de personal de custodia, con sede en Moyock, Carolina del Norte, que tiene 450 empleados trabajando en Irak. La mayor parte de este personal brinda protección a los empleados de la Autoridad Provisional —incluido el administrador L. Paul Bremer— y a visitantes importantes. Muchos de los que laboran en la firma son ex miembros de cuerpos de élite de las fuerzas armadas estadounidenses. Los cuatro empleados civiles brutalmente asesinados y mutilados en días recientes pertenecían a la compañía Blackwater. Viajaban como escoltas de un convoy que transportaba comida y equipos de cocina de un subcontratista de una firma encargada de la alimentación de más de una docena de unidades militares norteamericanas en Irak.
El gobierno del presidente George W. Bush viene empleando guardias privados —tanto en Afganistán como en Irak— desde el comienzo de ambos conflictos. La compañía DynCorp, Inc., con sede en Virginia, se encarga en la actualidad de la protección del presidente afgano Hamid Karzai. Pero el aumento de la participación del sector privado en tareas vinculadas con las operaciones militares y de mantenimiento de la paz en todo el planeta, es una tendencia que data de los 10 últimos años.
Forma parte de una estrategia de privatización de ciertas labores, para las cuales el Pentágono prefiere pagar a un contratista que llevarlas a cabo con personal propio. Estas tareas incluyen no sólo la seguridad personal, también el mantenimiento de aviones militares, el funcionamiento de sistemas de comunicaciones y una amplia variedad de misiones: desde la fabricación de vacunas hasta el exterminio de campos de drogas.
Desde Bosnia hasta Haití
Las corporaciones militares privadas han crecido notablemente en la última década, de acuerdo a un artículo aparecido en la revista The New Republic en noviembre de 2002. Cumplen funciones que las fuerzas armadas norteamericanas se vieron imposibilitadas de llevar a cabo, luego de una reducción de casi dos millones de efectivos tras el fin de la guerra fría. A veces sus miembros son considerados especialistas de alto nivel de protección y defensa. Otras se les llama paramilitares o simplemente mercenarios.
Todos los nombres tienen una carga política. También todos sirven para catalogar el trabajo de muchos de ellos: ex militares que volvieron sus ojos al sector privado cuando quedaron sin empleo o que prefirieron llevar a cabo su tarea de forma mucho mejor remunerada.
"El boom en Irak (de la industria de la seguridad) es sólo la punta del témpano de una industria que genera $100.000 millones anualmente, la cual los expertos consideran ha sido el sector de crecimiento más rápido de la economía global durante la pasada década", señala un artículo aparecido el 28 de marzo en el San Francisco Chronicle. Los soldados de fortuna han estado presente en los conflictos regionales de trascendencia de los últimos años, desde la guerra en Bosnia hasta la lucha contra el narcotráfico en Colombia.
El papel de estos ejércitos privados ha sido determinante en varias naciones africanas. En Sierra Leona, por ejemplo, donde en 1995 y 1996 la compañía sudafricana Executive Outcomes recibió $1.5 millones al mes para derrotar a los 10.000 rebeldes del Frente Unitario Revolucionario. Y en Angola, con la misma corporación obteniendo $40 millones cada año entre 1993 y 1995. La Executive Outcomes empleó 500 mercenarios —apoyados por aviones de combate y helicópteros de ataque— para evitar la derrota del ejército angolano a manos de 50.000 rebeldes de UNITA.
El caso más reciente fue en Haití. La protección del depuesto presidente Jean-Bertrand Aristide estaba a cargo de la compañía estadounidense Steele Foundation. Cuando los insurrectos haitianos avanzaron hacia Puerto Príncipe, a finales de febrero, Aristide trató de contratar más agentes de la Steele Foundation y otras firmas similares, pero se estima que el gobierno norteamericano presionó a las compañías para que denegaran la solicitud. Algunos analistas consideran —de acuerdo con el San Francisco Chronicle— que si desde el inicio Aristide hubiera previsto el avance insurrecto, y contado con los recursos financieros necesarios, la contratación de entre 50 y 100 agentes de seguridad adicionales habría bastado para asegurarle la permanencia en el poder.
Remedio temporalLa participación de los miembros de Blackwater en el ataque del 4 de abril es un ejemplo del área indefinida que existe en Irak, entre las funciones oficiales de un guardaespalda y la realidad de la participación activa en combate en una zona de guerra, según el Post. Esta zona nebulosa puede crecer más aún si la situación continúa complicándose. Pero las implicaciones tienen un alcance mayor.
Hay 135.000 soldados norteamericanos en Irak. Existe el plan de reducir su número a 115.000 en el verano. Todo parece indicar lo contrario. Tanto el presidente como el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, han dejado abierta la puerta para que se envíen más tropas. Una medida de este tipo indudablemente implica un costo político, en un año de elecciones. El plan de utilizar el sistema de rotación de tropas para dilatar la permanencia de los soldados, pese a la llegada de personal de reemplazo, es sólo un remedio temporal. Se logra así aumentar el número de efectivos sin solicitar el envío de nuevas tropas, pero el talón de Aquiles de la jugada es que quienes contaban los días para el regreso se sentirán frustrados. Aumentarán las tensiones de quienes se encuentran en una situación de peligro permanente y se deteriorará la moral combativa. El envío de refuerzos es inevitable.
En este caso, una salida conveniente para la administración sería gestionar el aumento de las fuerzas paramilitares. De acuerdo con el diario español El País, en la actualidad suman entre 15.000 y 20.000 los soldados privados en suelo iraquí. Diversos periódicos norteamericanos sitúan la cifra alrededor de los 15.000. De acuerdo con el Chronicle, las fuerzas de ocupación lideradas por Estados Unidos han expresado la existencia de planes para destinar hasta $100 millones durante los próximos 14 meses en la contratación de fuerzas privadas de seguridad para proteger la Zona Verde —el área donde se encuentran sus cuarteles generales en Bagdad y que en la actualidad es protegida por soldados norteamericanos—, con el objetivo de hacer menos visible la presencia militar, en el supuesto caso de que se lleve a cabo la nominal transferencia de soberanía a un gobierno provisional iraquí luego del 30 de junio.
Una mayor participación de mercenarios puede resultar desastrosa. Trasladaría al sector privado un problema que debe ser enfrentado directamente por el Estado. Son firmas que no están obligadas al escrutinio público, como las dependencias gubernamentales. Su participación en acciones bélicas puede afectar notablemente la imagen de este país ante los iraquíes y el mundo, con independencia de las circunstancias que motiven los hechos. Se trata de evitar que ocurran situaciones de este tipo. No de buscar justificaciones a posteriori. Ni el Departamento de Defensa ni la firma Blackwater han querido comentar sobre lo ocurrido antes de que llegaran tropas de las fuerzas especiales de Estados Unidos.
La preocupación sobre la actuación de los contratistas de seguridad norteamericanos ha llevado a que un grupo de senadores de este país le pida a Rumsfeld una explicación sobre el papel de estos civiles, que operan en forma similar a las fuerzas especiales, pero no están bajo el control militar de Estados Unidos.
"Podría ser un precedente peligroso si Estados Unidos permite la presencia de ejércitos privados operando fuera del control de una autoridad gubernamental y al servicio sólo de quienes les pagan", dice la carta firmada por 13 senadores demócratas —entre ellos Hillary Clinton y Carl Levin— y dada a conocer el 9 de abril.
"En el contexto de Irak, a menos que esas fuerzas estén correctamente controladas por autoridades de Estados Unidos y estén requeridas para operar bajo claras directrices y supervisión apropiada, su presencia contribuirá al resentimiento iraquí", puntualiza la misiva de acuerdo con una información de la Agencia France Presse.
Todo se encamina, sin embargo, a que la presencia de soldados de fortuna aumente en las próximas semanas. Según el Post, las firmas privadas de seguridad han comenzado a unirse y organizar lo que probablemente constituya el mayor ejército privado del mundo, con sus propios equipos de rescate y servicios de inteligencia. De acuerdo con el diario norteamericano, se espera que el número de guardias privados aumente a 30.000 en los próximos meses. Su presencia masiva en una zona de combates tan intensos no tiene precedentes en la historia de Estados Unidos, afirman funcionarios del gobierno y expertos.
Otro problema es que, con el deterioro de la situación iraquí en los últimos días, las fuerzas de la coalición no han podido acudir a tiempo al rescate de los guardias de seguridad en varias ocasiones. Cinco hombres de la firma británica Hart Group Ltd. fueron atacados durante una noche. Uno fue muerto y los cuatro restantes heridos. Esa misma noche, empleados de otras dos compañías —Control Risk Group y Triple Canopy— fueron también rodeados y atacados.
La cooperación entre los diversos grupos de seguridad y los ataques constantes a que están sometidos éstos, incrementa las posibilidades de un aumento del resentimiento mutuo entre extranjeros e iraquíes, un temor expresado en la carta de los congresistas demócratas. A su vez, la falta de control preocupa a algunos funcionarios del Departamento de Defensa. "La Autoridad Provisional del Gobierno de Coalición ha otorgado todo tipo de contrato a todo tipo de gente", dijo un funcionario de alto rango de la Secretaría de Defensa, en una información distribuida por el Post.
Costos excesivos
El Departamento de Defensa tampoco tiene la obligación de informar al Congreso de la existencia de contratos por un valor menor de $50 millones. Para los miembros de las corporaciones militares privadas, no rigen los límites impuestos al número de militares que participan en un conflicto. Sus acciones no están sujetas a las leyes norteamericanas —al actuar en suelo extranjero— y tampoco a los códigos de conducta militar de Estados Unidos.
Alrededor de 25 firmas diferentes —con contratos para la reconstrucción de Irak— emplean agentes de seguridad privados. Algunos son iraquíes, pero la mayoría de estos hombres provienen de una multitud de países, además de Estados Unidos y Gran Bretaña: Nepal, Chile, Ucrania, Israel, Sudáfrica y Fiji, entre otros. Como parte del personal que trabaja para Blackwater en la protección de los pozos petroleros —a través de un subcontratista—, hay ex militares de la dictadura chilena de Augusto Pinochet, que reciben un salario mensual de $4.000, según el periódico USA Today.
El empleo de contratistas militares puede resultar, en algunos casos, una vía costosa y reprobable para esquivar restricciones legales. Ha ocurrido con anterioridad. Nada garantiza que no vuelva a ocurrir. Los costos de los servicios de seguridad se han multiplicado en los últimos meses, en la medida en que la violencia tras el derrocamiento de Sadam Husein ha derivado de robos y saqueos a ataques motivados por fines ideológicos contra los ocupantes.
Como resultado, "los gastos de protección, que en Irak se consideraban alrededor del 10 por ciento del costo de los contratos de reconstrucción, se han incrementado entre el 25 y el 30 por ciento desde que el primer contratista llegó al país", cita The Baltimore Sun en su edición del 18 de marzo. La combinación de inseguridad, costos excesivos y diferencias culturales e ideológicas no hace más que echar combustible a una situación de por sí explosiva.
Muerte y dinero
No se trata de culpar al gobierno republicano por el empleo de soldados de fortuna. Es una práctica generalizada, que con anterioridad ha tenido resultados negativos. Durante la administración del ex presidente Bill Clinton, empleados de DynCorp participaron en un caso conocido de trata de blancas en Bosnia. Hace unos pocos años, una docena de empleados de esta compañía supuestamente estuvieron involucrados en la venta de prostitutas de Europa del Este, en al menos un caso se trató de una niña de 12 años. Varios de estos empleados incluso filmaron una violación, de acuerdo con The New Republic.
La misma compañía se vio envuelta en un caso en Perú, en abril de 2001, donde se derribó un avión que trasladaba misioneros norteamericanos y en el que murieron una mujer y su bebé de siete meses. No es vincular las acciones indebidas de una compañía, en determinado país, con el papel que desempeña otra en una situación y territorio diferentes. Blackwater y DynCorp actúan con independencia en dos países distintos. Pero se debe destacar la falta de controles necesarios en una situación muy peligrosa. Son norteamericanos que mueren y matan, con independencia de si llevan o no uniforme.
Se debe señalar que hasta el momento no hay informes de que miembros de las corporaciones militares privadas hayan realizado actos cuestionables en Irak. Se trata de un personal muy bien entrenado y de gran experiencia. Lo que sí se conoce es que han muerto al menos 50, quizá más, de acuerdo con la edición del 2 de abril de Los Ángeles Times. Tampoco hay un conteo preciso de las muertes iraquíes en los diversos enfrentamientos y disturbios. Lo que sí es una realidad innegable es que la situación en el país dista mucho de la visión anticipada por el vicepresidente Dick Cheney, cuando en los días que antecedieron a la guerra dijo que creía que las tropas invasoras serían saludadas como "libertadores".
De una guerra para poner fin a un tirano peligroso para la humanidad, el conflicto ha derivado en una encrucijada de muerte y dólares. Nada hay que ir a buscar a Irak, salvo el dinero y la muerte. "Tenemos una coalición internacional en Irak, una coalición de quienes cobran por sus servicios", ha declarado Peter Singer, analista de la Institución Brookings en Washington y autor de Corporate Warriors: The Rise of the Privatized Military Industry.
El caos de los últimos días en algunas zonas de Irak no sólo evidencia la insuficiencia de tropas. También hacen más necesaria que nunca la búsqueda de una participación internacional como única salida definitiva a una situación que sirve para alentar el odio hacia Estados Unidos. Pero la conducta del presidente Bush se ha convertido en un obstáculo en el logro de una solución negociada. Tampoco se ha logrado un avance notable en Afganistán, donde ha aumentado el narcotráfico y la estabilidad es sólo relativa. Se impone un replanteamiento total de las estrategias políticas y militares en ambos países. Una labor que debe llevar a cabo esta administración o la próxima.
Este artículo apareció publicado el 20 de abril de 2004 en el periódico digital Encuentro en la Red.

jueves, 8 de enero de 2009

A.C.



Cuenta una leyenda china que en el año 121 A. de C., el emperador Wu estaba tan desesperado por la prematura muerte de su esposa que llamó al incomparable artista Chao-Wong y le encargó que materializara el espíritu de su amada.
Lo que hizo el artífice fue recortar en preciosa madera de sándalo la figura de la muerta y proyectarla junto con otras sombras de dioses en la sala del trono imperial.
Tan impresionado quedó el Emperador por la fidelidad con la cual el artista había reproducido la delicada imagen, y los movimientos suaves de la emperatriz, que dispuso de inmediato que se le honrara con el título de Jefe de la Plenitud de la Sabiduría.
Existe otra versión —trágica y sombría— con un final de muerte. El soberano quedo halagado al principio, pero al darse cuenta que la sombra procedía de la proyección de una silueta, y no de la persona de su imperial compañera, que se consideró engañado por arte de vulgar brujería. Entonces mandó a decapitar al infeliz maestro de ilusiones
Arte o ingenio, el cine no nació de la necesidad de perpetuarse de los hombres, pero se apoderó de esta ilusión desde su comienzo.
Al anhelo de superar la muerte —o al menos a esa forma de aprender el tiempo que es una imagen, una nota, una línea— debe el cine muchas de sus mejores obras.
No parece sin embargo que ese interés llevara a los invitados a asistir al Salon Indien del Grand Café del Boulevard des Capucines 14. No obstante, en la exhibición de la barraca de feria ya estaba el mito. Ese que ha perpetuado el cinematógrafo —que existía antes de la primera proyeción, aquella noche de 1895 en París— y que seguirá existiendo hasta el día de mañana, cuando finalmente la luz se diluya en un cuerpo sólido, táctil y oloroso —que no sea reflejo ni apariencia sino existencia misma— y el cine debe de vivir, relegado por una forma mucho más sólida de comunicación y reducido a una corriente eléctrica, una píldora o la diminuta excitación de una dendrita.
¿Cuándo surge en la mente de los hombres la idea del cine? Contestar esta pregunta ha provocado más de un debate y no pocas rencillas. André Bazin dice elogiar a Georges Sadoul, en una afirmación que se lee como crítica. Destaca que lo que éste paradójicamente pone de manifiesto al describir los orígenes del invento —“a pesar del punto de vista marxista del autor”— es el sentimiento de una relación inversa entre la evolución económica y técnica y la imaginación de los creadores.
“El cine es un fenómeno idealista”, afirma Bazin. “La idea que los hombres se habían hecho existía ya totalmente definida en su cerebro, como en el cielo platónico; y lo que nos sorprende es más la tenaz resistencia de la materia ante la idea que las sugerencias de la técnica a la imaginación del creador”.
La tesis de Bazin parece confirmarse en las pinturas de la cueva de Altamira, como expresión del deseo e impotencia del hombre primitivo para captar el movimiento; en el mito de la caverna de la república platónica; en las descripciones de Francis Bacon sobre la diversiones en La Nueva Atlántida, en los muchos textos, juegos de sombras, autómatas y “fantasmagorías”, donde la idea de la imagen en movimiento está más o menos explícita.
Pero esa prehistoria cinematográfica tiende un extenso puente entre la imaginación de los creadores y los descubrimientos técnicos. Analizando el surgimiento del cine, desde un punto de vista puramente técnico, la visión se torna mucho más limitada. Tanto la idea del cinematógrafo como los experimentos y avances tecnológicos para su realización comienzan propiamente en el siglo XIX.
Una visión somera a cuatro obras literarias, de diferentes épocas y estilos, nos permite ilustrar lo anterior. Una pertenece al siglo XVI, otra al XVIII y las dos últimas a la segunda mitad del XIX. En realidad, sólo en estas dos últimas podemos hablar de anticipación del cinematógrafo, en cuanto a invención de un aparato o equipo.
La primera de estas obras es La Nueva Atlántida, escrita entre 1614 y 1617 por sir Francis Bacon, que conocía la existencia de la cámara oscura porque en 1611 sir Henry Wooleton le contó haberse encontrado con Kepler y mostrarle éste, durante la noche, una carpa portátil con un pequeño orificio con la que el astrónomo podía dibujar el paisaje que le rodeaba. Esta descripción, que es la única que se conserva del aparato de Kepler, coincide con el descrito años más tarde por Athanasius Kircher en su Ars Magna.
A Bacon se le considera un precursor de la teoría de la gravitación universal de Newton, así como de otros principios físicos. En el Nuevo Organo nos describe el efecto de persistencia retiniana, que aprovecha el cine para dar la idea de continuidad de las imágenes, cuando observa:
“Sabemos también que las imágenes visibles llegan al ojo más rápidamente que desaparecen de él; así, por una cuerda de instrumento puesta en vibración por el dedo, parece doble o triple al observador, por llegar la segunda y la tercera imagen de la cuerda al ojo antes de que se haya desvanecido de él la primera; así, el anillo que se haga girar parece un globo, una antorcha encendida agitada rápidamente sobre la noche, parece tener una cola de fuego”.
Pero el objetivo de Bacon en su utopía no es sólo científico. También es político: describir un estado ideal, aunque sin detallar la organización de la economía y la sociedad, a diferencia de otras obras de este tipo. El filósofo inglés se interesa particularmente por el porvenir de la ciencia y sus posibilidades futuras, y en este sentido predice el avión, el submarino, el crecimiento artificial de los frutos, el micrófono, entre otros. Respecto al cinematógrafo, no hay descripción de un equipo que se anticipe en algo a los que surgirán a fines del siglo XIX, pero se habla de “casas de ilusiones”, con “falsas apariciones” y de la representación de “todas las ilusiones y engaños de la vista, en tamaños, magnitudes, colores; todas las demostraciones de sombras”.
Pintura animada
Tiphaigne de la Roche fue un escritor francés contemporáneo de Jonathan Swift y Voltaire. Fue con el objetivo de satirizar los relatos sobre grandes viajes imaginarios que La Roche escribió Las Profecías de Giphantie (anagrama de Tiphaigne). La obra cuenta que un violento tornado en el golfo de Guinea traslada al héroe a un jardín maravilloso donde se le aparece la sombra del gobernador de la localidad y se le ofrece de anfitrión. Aquí —al igual que encontraremos luego en Julio Verne— se habla de una “pintura”, que por medio de los reflejos de los rayos de luz da la impresión de vida. El anfitrión describe cómo la tela retiene los “simulacros” menciondos por Lucrecio, pero además —y esto es sumamente importante con la idea de inmortalidad asociada al cine— ésta “conserva los objetos”.
El relato presenta ideas muy cercanas al cine como ilusión en la mente humana, pero técnicamente muy alejadas aún de la invención cinematógrafo. Tiphaigne no hace referencia a la “cámara oscura”. Es más, el reflejo se produce en la misma pantalla, producto de una reflexión directa. No obstante ello, resulta sumamente interesante encontrar referencia tan singular en un autor que morirá en 1774.
La cámara de Orfeo
¿Sabía Julio Verne del emperador oriental que quizo recuperar a la esposa muerta? Es poco probable. Pero escribió una novela que guarda semejanzas con la leyenda china: la historia del melómano barón de Gortz, quien acepta el ofrecimiento del sabio Orfanik para reproducir, por medio de un fonógrafo y una compleja combinación de espejos, la voz y la figura de una cantante muerta.
La acción de El Castillo de los Cárpatos se sitúa a finales del siglo XIX. Se mencionan el telégrafo eléctrico y el fonógrafo. Es una breve novela de aventuras, de escaso valor literario. Su valor principal radica en la anticipación de un aparato semejante al cinematógrafo. Aquí la imaginación de Verne no vuela muy alto, aunque es suficiente para incluir la obra en esta relación. El equipo descrito se limita a una linterna mágica y el método, utilizado para la creación de imágenes, se asemeja al descrito en la obra de Tiphaigne. No estamos ante un aparato tan cercano al proyector cinematográfico como el imaginado por Villiers de l’Isle Adam en La Eva Futura. Sin embargo, el resultado no deja de ser interesante en la concepción de un “cine” sonoro y en la asociación de la figura de Edison con el artificio.
En otra obra de Verne, En el siglo XXIX. La jornada de un periodista americano en el año 2889, publicada en 1889, encontramos una visión mucho más interesante no sólo en cuanto a lo que va a ser el cine y el noticiero televisivo sino el mundo de la computación y el periodismo moderno:
“Además de su teléfono, cada reportero tiene ante sí una serie de conmutadores que le permiten establecer la comunicación con tal o cual línea telefónica; tienen, pues, los abonados, no solamente el relato, sino vista de los sucesos; cuando se trata de un suceso pasado ya, en el momento de relatarlo se trasmiten sus fases principales, obtenidas por medio de la fotografía intensiva”.
Todo es Eva
Existe un criterio unánime en considerar La Eva Futura, de Villiers de l’Isle Adam, como la novela que con más fidelidad describe al cinematógrafo antes de su surgimiento.
Escrita en 1886, la novela —puede considerarse una obra de ciencia ficción, pero no lo es un sentido estricto— nos relata la creación por Edison de una mujer ideal, mediante un complejo mecanismo que recuerda los famosos autómatas mecánicos de principio del siglo XIX. Verne va lejos que el inventor norteamericano, a la concepción de un ser artificial partiendo de reacciones químicas y electromagnéticas.
Ramón Gómez de la Serna habla de la opinión de Edison sobre la obra:
“Ruben Darío cuenta que Edison dijo que Villiers era superior a él. Que él sólo inventa y Villiers creaba; pero sus biógrafos, entre ellos Pontavice y la esposa de Villiers, dicen que “algunos amigos le llevaron el libro a Edison, pero que éste no habló nada de él”.
Realizada dos años antes de los primeros ensayos cinematográficos de Edison y Dickson, hay en la novela un aparato muy similar al cinematógrafo, ya que el equipo descrito —una potente “linterna mágica”— refleja fotografías sucesivas”, colocadas en una cinta. Pero además es cine con color y sonido.
Como dato curioso, puede señalarse que el sueño de l’Isle Adam se hizo realidad en parte. En 1922, en su célebre “laboratorio experimental”, Kulechov creó una “mujer ideal”, fundiendo mediante el montaje partes anatómicas seleccionadas de varias modelos.
La Hadaly de La Eva Futura recuerda a la Seraphita de Balzac. Algunos historiadores del cine, como Pierre Leprohon, consideran a Seraphita como una novela que anticipa el cine. No es así. Se trata de una obra filosófica, escrita bajo la influencia de Sweedenborg. No hay una descripción de aparatos como en los ejemplos anteriores. Se trata de un relato donde la imagen tiene un papel fundamental, y en donde no sabemos si ese andrógino existe realmente o es una idea. Volvemos a encontrarnos con la doctrina platónica, con la asociación entre muerte-sueño y vida-imagen-luz. Seraphita le dice a Wilfredo: “Que mis palabras revistan las brillantes formas de los sueños, que se adornen las imágenes, llamen y desciendan sobre ti ... Y la humanidad se va desenrollando cual simple cinta”. Curiosamente, los inventores del cinematógrafo llevarán el apellido Lumiere.
Fotografía: el teatro L'Eden, donde los hermanos Lumière presentaron la primera exhibición pública de sus cintas (archivo).

viernes, 2 de enero de 2009

El anzuelo Hemingway


En una información aparecida el 21 de septiembre en The New York Times, y reproducida en este periódico, se afirma que el gobierno cubano va a permitir el acceso a los documentos del escritor norteamericano Ernest Hemingway que se encuentran en la isla. Al mismo tiempo, expertos en preservación de Estados Unidos comenzarán a restaurar los textos, a copiarlos en microfilmes y a pasar su contenido a un sistema de computación.
Que el régimen de La Habana permita a los académicos norteamericanos consultar los documentos es noticia. La afirmación posterior de Manuel Sardiñas, director del museo Hemingway en Cuba, de que las autoridades cubanas mantienen el acceso vedado a los documentos mientras los someten a trabajos de restauración, es un intento de limpiar la imagen de entreguismo que se desprende del artículo aparecido en el periódico norteamericano. Es falso afirmar -como se especifica en la nota publicada en el Times- que a nadie, ni siquiera a los expertos cubanos, se les ha permitido ver los documentos.
Es mentira lo que dice Sardiñas: ''Aquí no se ha abierto ningún fondo del museo a nadie, a ningún investigador'', de acuerdo a un cable de la Agence France Presse. Enfatizar que el acceso a las cartas, libros y fotografías permitirá a los estudiosos de Hemingway descubrir aspectos inexplorados es una afirmación ignorante. Participar de un engaño decir que los documentos han permanecido inéditos.
Vale la pena visitar Finca Vigía, la casa donde vivió el escritor en Cuba. A diferencia de la casa museo Hemingway en Cayo Hueso, donde poco o nada evidencia la estancia del escritor, en esta villa austera y acogedora de las afueras de San Francisco de Paula -en las proximidades de La Habana- se respira la presencia de quien creó algunas de las mejores obras de la literatura norteamericana. Pero para leer los documentos que se mencionan en el Times no hay que ir a la isla.
El artículo del Times destaca que en Finca Vigía hay cartas de Adriana Ivancich, la joven condesa italiana -que fue el último amor del escritor y sirvió de modelo para la heroína de la novela Más allá del río y entre los árboles- y de Martha Gelhorn, su segunda esposa. Si el autor de la nota y los expertos que consultó conocieran mejor lo que estaban hablando, hubieran podido hacer más atractivo el paquete: en Finca Vigía hay cartas del director de cine Howard Hawks, las actrices Ingrid Bergman y Marlene Dietrich y el magnate de prensa William Randolph Hearst Jr., de Patrick Hemingway, hijo del escritor, y de Grace Hall Hemingway, su madre. Si el periodista y los académicos estuvieran mejor informados sabrían que estas cartas no han permanecido inéditas, porque conocerían de la existencia de Hemingway en Cuba, del escritor cubano exiliado Norberto Fuentes.
Uno de los expertos consultados por Times, el biógrafo A. Scott Berg -que ''ha leído todas las biografías de Hemingway''- habla de su asombro cuando en Cuba le mostraron un documento en que el escritor norteamericano expresa sus sentimientos acerca de su cuarta esposa, Mary Welsh.
''Si este documento existe, me imagino que también hay otros similares'', afirma Berg. ''Y aun si no existieran, aun si éste fuera único, sugiere todo un nivel de diálogo entre Ernest y Mary Hemingway que me parece no conocíamos; todo un nivel de dolor y sinceridad que no hemos visto en otra parte'', agrega.
Este texto, donde el escritor se pregunta si debe aceptar a su última esposa como una regañona -y olvidarse de cualquier otra ilusión- o habituarse a no hacerle caso, aparece en la página 399 del libro de Fuentes (cito por la edición en inglés: Hemingway in Cuba). De nuevo, no se justifica el viaje a la isla para leerlo.
Resulta formidable saber que los documentos existentes en Finca Vigía van a ser preservados gracias al empleo de técnicas modernas y adecuadas. Es lógico que los estudiosos de la obra de Hemingway quieran consultar el archivo existente en Cuba. Pero hay una diferencia fundamental entre la labor de restauradores y especialistas y el afán de las autoridades cubanas. En cualquier otra parte del mundo, una discusión sobre los papeles de un escritor famoso es un problema académico. En Cuba es una razón de Estado.
No es un hecho aislado si ahora el régimen quiere abrir sus archivos a los especialistas de Estados Unidos, o al menos coquetea con la idea. Es parte de una campaña para atraer turistas norteamericanos. Si mañana en Cuba se organizara una competencia de ranas saltarinas, las norteamericanas no sólo estarían invitadas, sino conformarían la delegación mayor, más colorida y con los mejores charcos reservados para su uso exclusivo.
La información aparecida en el Times muestra las dos caras de un intercambio en aumento, donde los cubanos de ambas orillas no son los protagonistas principales: para los funcionarios de La Habana cualquier recurso es bueno para atraer visitantes; para los norteamericanos la isla es un territorio salvaje, lleno de ''tesoros escondidos'', a la espera de que un extranjero los descubra. La Habana está enfrascada en una campaña para atraer a los norteamericanos, de cualquier forma y con cualquier gancho. No es un interés por un intercambio cultural; es un intercambio cultural como pretexto para incrementar los vínculos entre cubanos y norteamericanos. Hemingway, el pescador, el escritor, se ha convertido en anzuelo.
Publicado en El Nuevo Herald el martes 1 de octubre de 2002.Fotografía: la biblioteca de Ernest Hemingway, en su casa de Finca Vigía, en La Habana, en esta foto de archivo del 24 de mayo del 2005 (Alejandro Ernesto/EFE).